Blog en construcción. Cada día más y mejor!



Un blog para mujeres de carne y hueso, un espacio para pensar, un lugar para el encuentro con la verdadera historia.

"PORQUE TODO COMIENZA CUANDO DOS MUJERES SE JUNTAN Y EMPIEZAN A HABLAR"

¿Si no me nombras, no existo? Una necesidad y un acto de justicia.


"La niña, que siempre la llamaron niña, cree que sólo es una niña si se dirigen a ella como tal: niña siéntate, niña cállate, niña pórtate bien, niña no digas eso, niña ven.
Un día la profesora dice: «los niños que hayan acabado el ejercicio, que salgan», ella no se mueve.
— ¿Por qué no sales?
— No, como dijo los niños...
— ¡Niña!, cuando digo los niños es todo el mundo, tú también.
Ella sale y piensa: cuando dice los niños también soy yo; y cuando vuelve del recreo, dice la profesora: «los niños que se quieran apuntar al fútbol que levanten la mano», ella la levanta.
«¡Qué no, que dije los niños!». Y claro, ella piensa: ¿niños no es todo el mundo?
Desde ese momento estás preparada para contestar a lo que te echen, tú ya sabes que a veces eres “los niños” porque es genérico, pero a veces no eres, porque es específico, son solo los niños varones. Ellos siempre están incluidos, nosotras, a veces.
Y yo digo que de ahí viene la famosa intuición femenina de pasarse toda la vida adivinando por el contexto ¿me estarán nombrando? ¿Estaré yo?".
Teresa Meana.

A ti que luchas Incansablemente por cambiar el mundo, Homo Activitus.


A ti que luchas incansablemente por cambiar el mundo.
Querido amigo revolucionario, a ti que tantas veces acompañé y luché por ti, a ti te escribo hoy.
A ti que se te desborda el alma hablando de otro mundo, y crees fervientemente que es posible. Que ardes en pasión, y estarías dispuesto a dejar tu vida en la lucha por la sanidad, o contra el hambre, o por el NO a la guerra. Que nos enseñas lo que es consumo responsable. A ti, que luchas sin descanso, que no duermes, que comes poco, que siempre estás en todos los meollos.
A ti, que eres el mismo, que anoche me acosaste en el bar, el que antes de anoche gritaste a una compañera por la calle, el que la semana pasada dijiste calientapollas a una mujer, porque si no quería follar no entiendes por qué fue simpática.
A ti y a esa contradicción tan molesta que tienes.
A ti que te crees Guevara y sos Videla cuando se trata de tratarme en igualdad A MÍ. A ti, que el aborto te importa una mierda, que esperas que yo limpie la mesa, que desprecias a tu pareja en público, que le pides a gritos que se calle, porque es tu turno de palabra.
Que siempre alzas la voz, sacas el pecho y levantas el dedo índice.
A ti te cuento que estoy de acuerdo contigo, que otros mundos son posibles, pero están lejos de ti.

Mujeres Haciendo Historia

Imagen: No conocemos su autoría, si alguien la conoce que nos lo diga.

La Heteronorma Mata




Repudiamos la masacre de Orlando a la comunidad lgbt, en su mayoría latina y negra. La repudiamos igual que la acontecida en el bar de Veracruz, en México, hace menos de un mes, aunque los medios no se hicieran tanto eco.
Y luchamos porque nos matan día a día.
El mundo se escandaliza preguntando “¿por qué sucedió una tragedia así?”, los perversos corren para usarlo para justificar sus guerras, “fue culpa del islam” claman, con la intención de seguir subiendo sus crímenes a base de bomba y a cambio de petróleo. Pero no se confundan, las causas están claras y son las mismas que para el travesticidio de Diana Sacayán.
LA HOMOLESBOTRANSBIFOBIA NOS MATA .
‪#‎NoEnNuestroNombre‬ ‪#‎LaHeteronormaMata‬

La causa de un femicidio es la existencia de un femicida.


VOMITE TODO AQUÍ

"Mamá, aprendí a vomitar" dije cuando llegué del colegio.

En el marco del taller integrador de medios de mi escuela recibimos la visita de dos representantes del colectivo de artistas ArteMA, quienes nos presentaron su proyecto "Vomite todo aquí". 
Y de repente empecé a vomitar, seguí vomitando, no pude parar de vomitar. Vomité críticas y auto-críticas, angustias, prejuicios, inquietudes y demases. Uy! Ahí viene el vómito de nuevo:
Vomito sobre mi maestra de jardín que me hizo pensar que si un varón me pegaba era porque gustaba de mí.
Vomito sobre quienes me decían que no confiaban en la amistad entre un hombre y una mujer. ("Sólo te quieren para coger")
Vomito sobre quienes me dijeron que el pelo corto era de hombre, y que parecía una "marimacho".
Vomito sobre mi ginecóloga que me trató de "fácil" a los 16 años por tener relaciones con mi novio.
Vomito sobre los que me hicieron creer que yo valgo lo que los demás creen que valgo.
Vomito sobre los que hicieron que odie a mis curvas y a mis kilitos de más.
Vomito sobre los que me dijeron "pero vos servirías más para escuchar, no para hacer cuentas" cuando dije que quería estudiar física.
Vomito sobre los que piensan que porque tengo novio no me hago valer por mi misma.
Me vomito por denominarme "histérica" cuando en realidad es inseguridad.
Me vomito por no querer llorar en público cuando me dicen algo hiriente, solo porque tengo que demostrar firmeza.
Vomito porque el presidente electo dijo públicamente que a todas nos gusta que nos digan "que lindo culo tenes".
Vomito a la mujer que me miró mal cuando grité porque me habían tocado el culo mientras me subía al bondi.
Vomito todas esas miradas que me dan ganas de llorar.
Vomito sobre toda la pila de ropa que descansa en mi armario porque es muy corta, muy ajustada, muy escotada, muy transparente.
Vomito sobre el chabón que ayer mismo me puteó porque no le agradecí cuando me dijo "las mujeres primero".
Vomito por el tipo que casi me caga a palos cuando respondí con disgusto a un comentario abusivo sobre mi cuerpo.
Vomito sobre mis amigos con los que tuve que llegar al extremo de hacer que me acompañen por la calle y hagan como si no me conocieran, para que así puedan escuchar lo que vivimos a diario las mujeres y entiendan la gravedad del asunto.
Vomito a las publicidades de Banco Galicia y de productos de limpieza.
Vomito sobre la gente que culpabiliza a las víctimas de violencia de género.
Vomito sobre Tinelli.
Vomito sobre la opresión religiosa, sobre la mutilación genital femenina, sobre los medios de incomunicación.
Vomito sobre todos los que hacen que el hecho de ser mujer sea algo doloroso.
Vomito sobre los catálogos de lencería femenina.
Vomito sobre las etiquetas. (Que sos gorda, que sos flaca, que sos puta, que sos difícil, que sos baja, que sos fea, que sos linda, que sos musculosa, que tenes el culo con pozos) y vomito porque yo también las uso.
Vomito porque no puedo vomitar en público (es de mala educación).
Vomito sobre los que no le creyeron a mi amiga cuando dijo que la habían drogado en un boliche.
Vomito porque si cocinas "Ya te podes casar".
También vomito sobre los que creen que si una mujer bonita es lesbiana, es un desperdicio.
Sepan disculparme, no puedo controlar mi vómito, y esa es una buena señal. Perdoname si llené de vómitos tu muro, es que quiero que te des cuenta que yo, tu amiga/conocida/no tan conocida/familiar/alumna/ex compañera, vengo gestando este vómito desde que nací. Entonces ya podes jactarte de que esto no es algo lejano, que conoces al menos a una persona que no puede parar de vomitar. Te invito a que vomites conmigo.
Dale, vomitemos todos juntos este viernes en la plaza del Congreso y marchemos por el #NiUnaMenos, por aquellas compañeras que ya no pueden vomitar, que se quedaron con el vómito en la panza.
Vuelvo a pedir perdón por el vómito (una dama siempre tiene que tener buenos modales), se que es desagradable pero también confío en que es contagioso.
Daniela Errecarte, 17 años. Buenos Aires.
‪#‎MujeresHaciendoHistoria‬

Con la MIRADA también SE ACOSA. Carta de una lectora


Hace unos días estaba con unos amigos en un bar.

Mientras dos de ellos pedían en la barra, un tío de la mesa de al lado clavaba sus ojos en mí. Y digo clavaba por el dolor que me causó esa mirada.
Me miraba como apretando sus ojos, mientras me sonreía con su media sonrisa.
- ¿Qué pasa? - le dije en un tonto normal.
Mi cara se convertía en asombro...
- ¿Que qué pasa?! - le repetí un poco más alto.
Él seguía mirándome, con esa sonrisa molesta y al parecer con tapones de cera en las orejas.
- ¿Qué? - por fin contestó.
- Pues que qué pasa, como no dejas de mirarme, algo te tendrá que pasar.
Se giró y dejo de mirarme, pero no por mucho tiempo.
Antes de que pasaran cinco míseros minutos volvió a clavarme sus ojos.
Y es que a veces, aunque una no quiera, tiene que devolver la mirada, porque hay miradas hechas para molestar, penetrar e invadir la intimidad de alguien y esta era una de ellas.
A veces aunque ni siquiera estés mirando…sabes que sus ojos siguen ahí MOLESTANDO.
Y a veces no tenemos que aguantar todas las miradas del mundo (Menos aún si molestan)
- Pues nada ¡Tú sigue mirándome!- mi tono se iba enfadando.
- Pero chica a ver si ahora no voy a poder mirarte.
- No, no quiero que me mires.
- Métete en una vitrina tintada para que nadie te mire.
- Que no me mires, me estás molestando.
- No seas creída, a lo mejor estoy mirando la pared que está detrás de ti, creída que eres una creída.
- No soy creída simplemente no quiero que me mires.
- ¡A ver si ahora tiene que ir todo el mundo con la cabeza hacia abajo para no mirarte!
Llena de rabia giré la cabeza y me tragué mis insultos. Dejé de gritar y él, aunque también... seguía mirando. No sé cuantas más palabras siguieron y no recuerdo si hubo insultos, gracias a la música del bar no escuchaba bien su voz, pero gracias también a mi rabia, ahora eran mis orejas las que empezaban a cerrarse.
Mis nervios se iban extendiendo por todos los rincones, desde los dedos de las manos hasta los pies, y la cabeza…como un horno a punto de explotar.
Mis amigos me pedían que ignorara la situación, que no merecía la pena y que me olvidara. Pero ¿cómo me iba a olvidar? Estaban faltando a mi persona en la mesa de al lado, y no podía permitirlo solo por el hecho de ser una mujer (que no debe enfrentarse a un hombre, que quizá le saque más de 15 años y más de 2 cabezas)
¿De verdad tengo que soportar que me miran cuando quieran y como quieran? ¿De verdad puede mirarme todo el mundo? ¿De verdad que la única solución es meterme en una vitrina?
Volvieron mis dos amigos de la barra y también los suyos… y justo cuando ya se acomodaron todos... empezó a burlarse y a contárselo al resto.
Mi rabia iba creciendo y a pesar de estar educada para evitar el conflicto, y a pesar de estar más que acostumbrada a girar la cabeza cuando algo nos disgusta para no darle importancia.. Ese día no: no había nada en el mundo que tuviera más importancia que yo. Mi amor propio y el respeto a mí misma.
- "¡Que no me mires!" - empezó a gritar intentando imitar mi voz.
Entonces no pude escuchar más.
-¡¡QUE TE ESTOY ESCUCHANDO GILIPOLLAS!! - Y el grito salió acompañado de alguna lágrima de rabia.
Y en ese momento mis orejas se cerraron.
Mis amigos luego me contaron que uno de ellos gritó que qué pasaba y el señor don miradas se levantó en plan machito (aunque al segundo se volvió a sentar) además uno de sus amigos nos pidió respeto.
¿Respeto?
Lo siento pero me gustaría que esto fuera bidireccional. Me gustaría que no tuvieseis el valor de pedir algo que desconocéis.
Quizá hubiera sido más educado retirar la mirada cuando yo digo que no quiero que me mires. Disculparte y mirar, esta vez sí, a la santa pared.
- No quiero que me mires
- Perdona no quería molestarte.
Y punto.
Y retirarte, y pedir perdón y saber que molestas.
Eso es respeto.
Porque a ver si os enteráis de una maldita vez... que a veces hacéis cosas que son molestas. Que ofenden. Y tu única opción debe ser DEJAR DE MOLESTAR. Dejar de hacerlo. Sean miradas, sean palabras, sea lo que sea… NO ME MIRES NO ME TOQUES
NO ME HABLES ES IGUAL A… NO ME MIRES NO ME TOQUES Y NO ME HABLES.
Yo decido quien puede mirarme de esa forma tan prolongada en el tiempo y por supuesto estoy decidiendo que TÚ NO ME MIRES.
Quisiera escribir sobre el enfrentamiento con un hombre machista (que él nunca espera y que tanto le molesta) Quisiera que más hombres y mujeres leyeran sobre esto. Que las personas entendiesen que porque una mujer utilice el espacio público no significa que ella lo sea.
Que no queremos tener que ser valientes, sino simplemente libres.
Porque sí, a veces enfrentarse a un hombre en ciertas situaciones requiere valor, pero es de risa que exista el miedo hacia un ser humano como si de un tigre se tratase… aunque esto se está acabando: vuestro miedo a la mujer sin miedo es mayor, porque ahí se cae vuestro pedestal, vuestros privilegios, vuestra falsa superioridad.
Quisiera escribir para que otras personas reflexionaran sobre sus formas de relacionarse, para desmontar situaciones violentas encubiertas y normalizadas.
Quisiera escribir para que otras personas reflexionaran sobre su supuesto respeto.
Quisiera respeto.
“todas las conductas de acoso sexual están enlazadas por el hecho de que representan una intrusión indeseada y no buscada, por parte de un hombre, en los sentimientos, pensamientos, conductas, espacio, tiempo, energías y cuerpo de una mujer”

Punkris Bruster


Hay que cuidarse



Ya nadie habla de Lola, ni de Melina, de cuyos asesinatos, aún a día de hoy, no hay culpables. Ni de un millón más que no tenemos los nombres, porque sus casos no fueron mediatizados, o porque ni siquiera las encontraron y son sólo "una desaparecida más".

La gente se preguntaba: ¿Qué hacía Lola caminando por la playa ? Con Melina, con una mayor saña porque era pobre, se alertaban pensando: ¿Por qué tenía cinco perfiles de Facebook?, ¿por qué fue a la casa de unos colegas el día que cumplía 17 años? Ayer me despierto tras los femicidios de Marina y María José y escucho: “Hay que cuidarse”.

Sí, "hay que cuidarse" es lo que dicen. Porque estas chicas "no se cuidaron", porque a pesar de ser dos, "viajaban solas" y "no se puede confiar en nadie", ni mucho menos "viajar solas". Por lo tanto, lo que les pasó es "culpa de ellas"

Culpa de ellas, de las asesinadas, de las violadas, de las acosadas, de las maltratadas. Culpa de la asesinada por la pareja, por no dejarlo. Culpa de la asesinada por el ex, por haber estado con él. Culpa de la que subió al auto, culpa de la caminaba sola a las 3 de la madrugada, y a la seis de la mañana, y a las 23 de la noche, culpa de la que usó short, culpa de la que dijo NO,  culpa de la que se pensó y sintió libre,…, culpa mía, culpa tuya.

“Hay que cuidarse” resalta la mayoría de la gente ante los femicidios, como el broche final de la justificación por la que nos matan todos los días. Para decirnos, de cierta forma que nos lo merecemos.

Hace pocos meses, la gente se unía masivamente  a la consigna “ni una menos”, pero eso pasó el 3 de junio. Desde el 2 de junio hacía atrás, así como desde el 4 de junio hacia delante, esa misma gente prefiere cambiar el “Ni una menos” por “Hay que cuidarse”.

Pues, NO NOS VAMOS A CUIDAR. Porque “cuidarse” significa no salir, no viajar, no sentir, no vivir, no hablar, no existir. Porque “cuidarse” significa dejar de hacer todo aquello que un varón hace con total libertad y tranquilidad puesto que sabe que a él no lo violarán o asesinarán. Porque “cuidarse” es renunciar a nuestra libertad, a nuestros sueños, a nuestra alegría y a luchas tan básicas como que necesitamos aire para respirar.

Además no mientan más, no hay forma de “cuidarse” posible. Porque nos matan solas, acompañadas, borrachas, sobrias, dormidas, en la calle y en la casa. No, no hay que "cuidarse", hay que LUCHAR  por dejar un mundo mejor a las que vienen detrás, como así hicieron todas esas mujeres anónimas que estaban antes que nosotras. Y eso haremos, luchar, crear e inventar otro mundo.

Porque si todo esto importara, las preguntas serían otras: ¿Por qué no podía caminar por la playa Lola?, ¿Por qué no podía celebrar su cumpleaños Melina?, ¿Por qué Marina y María José no podían viajar?

Y la respuesta es una: porque son mujeres.