Blog en construcción. Cada día más y mejor!



Un blog para mujeres de carne y hueso, un espacio para pensar, un lugar para el encuentro con la verdadera historia.

"PORQUE TODO COMIENZA CUANDO DOS MUJERES SE JUNTAN Y EMPIEZAN A HABLAR"

Las desencuerpadas

Si tuviera otro cuerpo... lo hubiera golpeado

Si tuviera otro cuerpo... me hubiera defendido

Si tuviera otro cuerpo... le hubiera dicho “BASTA”



Pero claro con este cuerpo... NO PUDE




¿Te preguntaste alguna vez qué le pasa a tu cuerpo? ¿Por qué cuando se trata de defenderte parece que necesitarías que fuera otro? Otro más grande, otro más fuerte, "otro".

Sin embargo, también escuché a mujeres grandes decir “si tuviera otro cuerpo”, a mujeres ágiles “si tuviera otro cuerpo”, a mujeres fuertes “si tuviera otro cuerpo”. Nunca fuera como fuera éste, pareciera ser suficiente. Y si hay una verdad indiscutible, es que para defenderse de una agresión física, lo único que hace falta es UN CUERPO. 

Se trata de saberlo usar. La mayoría de las mujeres pensamos que nuestro problema para defendernos es "el cuerpo que nos tocó", y lejos de eso, nuestro problema consiste en el desconocimiento de éste. El obstáculo radica en nuestra relación con él. 
 

Claro que esto no es casual, el sistema se encargó en hacerte pensar que naciste con el cuerpo que “no puede” defenderse, para así generar precisamente uno que “no sabe” defenderse. No sabe como cerrar un puño no sabe dónde golpear, no sabe cómo patear, ni qué posición evitar en un enfrentamiento. Nuestra indefensión no es biológica, ni siquiera me gustaría llamarle “aprendida”, porque realmente es impuesta. 
 

Escuché a mujeres adultas preguntarse si el dedo pulgar va dentro o fuera del puño cuando éste se cierra para golpear. Mientras que un niño de 7 años me explicaba cómo su amigo le dio un golpe de codo debido a la distancia entre ambos y él le respondió con un golpe de gancho. 
 

Evidentemente nos hicieron creer que “defenderse” era “cosa de hombres” y nosotras, a día de hoy, es uno de los mitos que pocas veces cuestionamos, asumiendo la parte “biólogica” del asunto. Parece que partimos con desventaja, nos reducimos a criaturas indefensas frente a una estrategia infalible de sometimiento: Desencuerparnos. Generando la necesidad de la cercanía de otro cuerpo, por ejemplo el de un hombre que nos acompañe, como única posibilidad de defensa posible.

La propuesta es urgente y necesaria, encontrémonos y recuperemos lo negado.


Mujeres Haciendo Historia