Blog en construcción. Cada día más y mejor!



Un blog para mujeres de carne y hueso, un espacio para pensar, un lugar para el encuentro con la verdadera historia.

"PORQUE TODO COMIENZA CUANDO DOS MUJERES SE JUNTAN Y EMPIEZAN A HABLAR"

Nosotras que nos queremos tanto...




Sobre la construccion del amor

Marcela Lagarde y otras autoras


En la primera infancia es donde se producen la construcción de las identidades sexuadas. A través de lo que venimos llamando socialización; esto es el proceso de aprendizaje social por el que las personas se integran en el mundo objetivo de una sociedad, hablamos de la transmisión de valores culturales, normas y patrones de actuación. Esta socialización va ser diferencial según la criatura sea niña o niño, según el género y así hay modelos de comportamiento y roles distintos que configuran la identidad sexuada.  
Estas cualidades, actitudes y valores se asumen como propias aunque sean aprendidas. Vemos pues como la socialización diferenciada condiciona nuestro modo de ser, de sentir, de actuar. Y así a las niñas, mujeres futuras se les inculcan una serie de comportamientos inhibidos de dependencia afectiva y a los varones se les inculca el individualismo y la violencia como forma de resolver conflictos. 

Esto se traduce en un montón de ejemplos, a la niñas “no te manches”, “no seas chicazo”, “tienes que ser buena para que te quiera” se naturalizan las relaciones de cuidado en la figura materna. La niña se identifica con la madre. Ser mujer se convierte en algo equivalente a ser madre.

La continuidad afectiva se da en mandatos como si eres mala no te quiero”, la falta de afecto se convierte en el peor de los castigos, la soledad es negativa. Lo normal es ese estado de fusión con otra persona que suele ser la madre, luego será la amiga y después el hombre de su vida.
Aparece el conflicto fundamental, del que luego hablaremos entre la rebeldía de “querer ser” (yo real) y la autocensura del “deber ser” (yo social). Este conflicto, que es la escisión de género, produce muchas veces culpa, inseguridad y malestar.
Las mujeres tienden desde niñas a evitar la confrontación a interiorizar sentimientos de rabia, frustración o tristeza.
No se arriesgan a no ser aceptadas y ceden (aunque no deban hacerlo) en esas relaciones (de pareja) que quieren mantener a cualquier precio.
De esta manera se produce una idealización de la vida afectiva: “El amor todo lo puede” (La bella durmiente), “las mujeres transforman y humanizan con su amor a los hombres” (La bella y la bestia). “el verdadero amor supone un sacrificio incondicional” (La sirenita)

El amor encierra recovecos de dominio que generan desigualdad, lazos de dependencia y de propiedad, así como privilegios e inequidad que generan frustración sufrimiento e incluso daño. La falta de reciprocidad choca con la fantasía de amor compartido y paritario.
Mujeres y hombres aman y lo hacen de maneras diferentes, con la creencia en la universalidad del amor y en que el amor es para unas y otros la vía privilegiada a la felicidad.
Cada mujer recibe el mandato del amor como si este emanara naturalmente de su ser y cada quien debe convertirse en amorosa persona y alcanzar la felicidad por medio del amor. Para las mujeres el amor es una cualidad de identidad y un medio de valoración personal, de autoestima.
No nos educan sentimentalmente ni de manera formal, ni de manera informal. Vamos aprendiendo por imitación, por contagio.
El ser humano solo evoluciona como tal en la medida que es socializado por otros seres humanos que le son próximos, madres y padres, las amistades, la escuela y siempre los medios de comunicación.
No nos educan en igualdad. No tenemos las mismas oportunidades. A las niñas se les dice que tienen que ser para otros y a los niños que tienen que ser para sí (amor romántico que tiene que ver con la ética de cuidados y la dependencia y amor pragmático esto es para los niños la ética de principios que es de carácter individualista).
A las mujeres el mandato nos dice que el amor es el centro de nuestra vida, el amor a los otros a los que idealizamos primero la madre, luego la amigas y finalmente la pareja. Y de los que dependemos (siempre dudamos ante las decisiones, y pocas veces las tomamos sin consultar)

El mandato patriarcal a las mujeres es el amor a los demás. Este mandato excluye el amor a sí misma, (o los demás o yo). Se pierde libertad.
Este amor es relativamente nuevo tiene trescientos años. Y conduce a una escisión de género entre el deber ser y el querer ser (debo ser una buena madre, pero tambien quiero tiempo para mí).
Esto es lo que se llama ser sincréticas. La combinación de ser una mujer tradicional y una mujer moderna. En cada mujer contemporánea se sintetiza la subjetividad patriarcal y la subjetividad emancipatoria. (Tenemos a Pepe en casa pero seguimos esperando al príncipe azul).

Las modernas somos lo que Marcela Lagarle llama "cautivas emancipadas". Habría que analizar formas en que te sientes atrapada en redes, obligaciones, imposiciones patriarcales pero tambien emancipada con ciertas libertades y recursos.
Sincréticas porque vivimos agudas, profundas y complejas contradicciones internas. A ese conjunto de contradicciones les llamamos escisión de género. Mientras más opresiva es la vida de las mujeres contemporáneas y más anhelos emancipatorios tienen, más dolorosa es la escisión, la conciencia duele.
El mandato patriarcal a las mujeres es el amor a los demás, cuando lo cierto es que si me quiero más a mi misma quiero más a los demás. Y si digo que me quiero a mi misma soy egoísta. Si me tengo que negar a mi misma, no soy libre.

Esta visión del modelo amoroso de occidente; modelo hegemónico, modelo patriarcal es el amor moderno, de la modernidad, ilustrado y romántico. Este modelo ha permitido seguir manteniendo el dominio a los hombres.
Es el amor judeo-cristiano: todo lo permite, todo lo consiente, es el amor de la negación, ilimitado. La escisión es entre amarnos a nosotras mismas y a los demás.el amor de la entrega: lo das todo. Cuando lo cierto es que el amor debería ser reciprocidad.
El amor en el patriarcado es el eje central en la vida de las mujeres y es el espacio más tradicional de las mujeres modernas, en el que menos avanzado. Una propuesta metodologica es el conocimiento: quién soy?, qué quiero?, qué necesito?. Porque la clave tradicional es: el amor se da solo no hay que analizar nada, te sale naturalmente, del corazón y no necesitas conocer nada, solo entregarte. Necesitamos el autoconocimiento.

El amor es incondicional, por ejemplo el amor de madre. Es un mandato patriarcal. Es una parte de nuestra identidad de género (toda o nada). Pero no podemos ser incondicionales porque somos limitadas y cuando no lo somos aparece la culpa.
En el orden del modelo hegemónico la omnipotencia es un mandato para las mujeres con un mecanismo de control que es la culpa.
En lo profundo el modelo sigue siendo igual y en lo formal hay diferencia (las modalidades de familia han cambiado, pero las apariencias externas se siguen conservando igual, nadie habla de lo mal que le va en su historia personal porque es mejor aparentar que todo va bien que desobedecer el mandato)
En el amor dice el modelo tradicional nos sentimos completas (la media naranja) sentimos que se da todo. Nos enamoramos del amor con adicción desde la dependencia.
Estamos en la lógica de la guerra uno gana y la otra pierde. Si no fuera por amor no se podría estar sometida. Cuando nos salimos del modelo con la subversión nos salen modelos de mujeres que ya no son sumisas, ahora son como hombres.

Un ejemplo en el que se ve claramente esto es en las canciones ¿qué concepto del amor transmiten? ¿Qué valores transmiten?

Los avances, como decía, son perversos. Ejemplo: las adolescentes en este momento tienen más información, más medios de prevención, tienen hasta la píldora del día después y…hay más embarazos. Y te cuentan que siguen teniendo relaciones sexuales por amor, sin deseo, con miedo.


Hacia la negociación en el amor:
• Primero ser ciudadanas. La ideología imperante sustrae el amor de la ciudadanía, sustraen la vida privada del ámbito de los derechos. (Lo que pase de puertas adentro no le importa a nadie)
• Tener conciencia de la ciudadanía estar convencida de que tenemos el derecho a tener derechos.
• Instalarme en la ciudadanía: la protagonista de mi vida soy yo. No espero que me otorguen los derechos, me los concedo yo.
• Tengo derecho al amor: nos valoramos a nosotras mismas, somos sujetas del amor y no objetos del amor.
• Tener historia propia, esto es llevar la contabilidad de la pareja que pones tú y que pongo yo.
• Independencia económica, no puedo pactar en el amor sin autonomía económica.
• Incondicionales de nosotras mismas, hacer acciones positivas a favor de nosotras mismas.
• Buscar la confianza con muestras cotidianas; no solo promesas.
• El tiempo del amor es el presente, el amor es para aquí y ahora.
• Solidaridad entre mujeres

...................................................................................................Nosotras que nos queremos tanto.